28 de abril de 2011

LA LUNA, LOS GALGOS Y EL 400mm


     Hace un mes la luna estuvo tan cerca de la tierra como no lo había estado en 20 años, y tardará otros tantos en estarlo, a eso se le llama perigeo. Así que como muchos otros aficionados a la fotografía me puse manos a la obra para intentar hacer alguna foto decente.


       La idea era sacar una foto con una silueta de persona sosteniendo la luna o con la silueta recortada en el fondo. Le cogí prestado a mi amigo Javier Martín un zoom de 400mm, que una vez puesto en mi cámara se convertía en un 640mm. Pasamos Vicki, Bruno y yo un buen rato de la tarde anterior buscando un sitio apropiado. Ya sabíamos exactamente por qué lugar del horizonte salía la luna, así que llevamos  una brújula y decidimos en qué lugar nos situaríamos el día siguiente para la toma. 




      Al anochecer del día de la toma todo eran nervios... ¿saldrá realmente por donde hemos calculado? pues sí, tenía preparada la cámara en el trípode y tan solo tuve que moverla mínimamente para enfocar la luna. De los nervios pasamos a las carreras; la luna se mueve mucho más deprisa de lo que nos imaginamos... Finalmente salieron algunas fotos solo medianamente aceptables, la verdad, no era lo que buscaba,  ya atinaré mejor en otra ocasión. Para mí, en el momento de las fotos, la luna corría como un galgo en campo abierto y suficiente tenía con no perder su estela. 

25 de abril de 2011

DOLOMITAS. VIA DULFER A LA CIMA GRANDE DE LAVAREDO

   

       Después de 12 años de realizar esta escalada todavía no he vuelto a pasar tanto frío escalando en roca. Por aquel entonces queríamos haber escalado la Cassin a la Cima Oeste, pero el frío que hacía nos disuadió de intentarlo. Ya estábamos allí y por fortuna llevábamos otra reseña, la de la vía Dulfer a la Cima Grande de Lavaredo. Escalé toda la vía con calcetines gordos y la chupa puesta. Monchito llevaba unos mitones de lana ¡¡¡joder qué suerte¡¡¡ Viéndolo ahora en la distancia puedo decir que hicimos el canelo, nos metimos en una vía en la que nunca da el sol, se trata de un diedro en la que una de sus paredes mira al norte y la otra al oeste... en fin... Al final tuvimos que pasar por una chimenea con pequeñas estalactitas de hielo y hasta nos cayeron unos copos de nieve en la cima...


      La Dulfer (250m V+) es una superclásica de Dolomitas. Se trata de un itinerario muy evidente, ya que discurre por diedros y chimeneas por la parte derecha de la pared oeste de la Cima Grande. Es una buena manera de escalar esta cima por un recorrido más corto y relativamente más sencillo que otras vías. Llama la atención los restos de alambradas que de la primera guerra mundial existentes en el collado que hay que pasar y que separan las dos cimas principales de Lavaredo.

     La vía en sí no tiene ninguna dificultad destacable, se protege muy bien con friends y fisureros y tiene clavos en las zonas más difíciles.

Monchito en el paso clave de la vía


CONSEJOS PRÁCTICOS

Las Tres Cimas de Lavaredo se encuentran al norte de Cortina de Ampezzo, a pocos km del fotogénico lago de Misurina.El refugio Auronzo (Tfno. 0435-97038) es la base para dejar el coche. Se cobra un peaje de unos 20 euros para acceder hasta allí. En el año 2011 han puesto un sistema para obligar pagar a todo el mundo, si accedes por la noche tendrás que pagar de todos modos.
La aproximación se hace por la vertiente sureste que sube al collado entre la Cima Grande y la Oeste. Desde el mismo collado buscar unas terrazas a la derecha, en la otra vertiente, en la vertical de un marcado diedro, lugar donde empieza la vía. 35 minutos.
Material; 10 express, juego de aliens y juego de friends.

DESCENSO: salir por la evidente, y pisada, vira o feixa hacia la derecha hasta llegar a la cara sur. Seguir la vira hasta llegar un punto que está cortada por hitos grandes. Aquí empiezan una serie de pequeños rápeles que tienes que ir buscando para no pasártelos. Seguir bajando andando con tendencia a la izquierda. Empezar otra serie de pequeños rápeles, hay uno bastante escondido en una gran repisa a la izquierda para llegar a un collado muy marcado, a la izquierda, donde empieza el corredor que baja hacia la cima Piccola. 2 horas. Existe otra línea alternativa de rápeles, informarse en el refugio.


Reseña y croquis de Planet Mountain http://www.planetmountain.com/rock/vie/itinerari/scheda.php?id_itinerario=299&lang=ita&id_tipologia=38

Vía escalada el 29 de julio de 2000 por Javier de la Fuente "Monchito", Raúl Gómez y Javier Urbón

19 de abril de 2011

MALLOS DE AGÜERO. NORMAL A LA PEÑA SOLA

Agüero con la Peña Sola al fondo

       Cambiar a las 7 de la mañana de planes es complicado, sobre todo por la motivación. Tener todo preparado para meterte en una vía de 600 metros de la Pared de Aragón y renunciar a ella por la meteo no es plato de buen gusto. Surgen las dudas; que si finalmente no lloverá, que si nos podemos arriesgar y ver qué pasa, que ahora qué hacemos... Finalmente nos decidimos por ir hacia el oeste, donde la previsión del tiempo era mejor, y acabamos en los Mallos de Agüero.

 Kiri en el segundo largo (6a+)


      Tirando de la guía "100 clásicas de España" nos decidimos por la vía Normal de la Peña Sola (180m A1 6a+ V obligado). Se trata de una vía de estilo muy clásico que supera en el primer largo un desplome en A1 y en el segundo tiene el paso en libre más difícil, 6a+. Después se suceden varios largos sencillos, primero por un diedro y luego por placas de conglomerado no siempre de la mejor calidad. La vía es bonita y creo que es de las que hay que hacer si eres un escalador clásico, pero debido a sus dificultades y longitud se nos quedó un poco corta para una actividad de un día. Así que rematamos la tarde con la vía Chooper del Pisón (180m 6b), en Riglos.

Rápel desde la cima de Peña Sola

      De la reseña del libro de "100 clásicas de España" decir que aunque lo reseña bien en el texto que describe los largos, en el croquis (que poco me gustan los croquis del libro) muestra bastante mal el recorrido del tercer largo, dando lugar a confusión. El largo sería así: Superar una fisura de V+ con resaltes, salir a una gran repisa a la izquierda con una sabina gigante, escalar una fisura unos 8 metros (V inferior) hasta un parabolt desde el que ya no se ve el siguiente en la vertical, desde ahí atravesar a la derecha (IV+) por unas viras para los pies (aliens) hasta una repisa con otra sabina, donde está la reunión. Reseño este largo porque si te embarcas en ese sitio y sigues por el muro en la vertical te puedes dar un buen vuelo que puede acabar  con tus huesos en la repisa de la sabina gigante.

Croquis e información de la vía en http://a0avista.blogspot.com/2008/11/normal-la-pea-sola-mallos-de-agero.html

Vía escalada el 16 de abril de 2011 por Iñaki Garay "Kiri" y Javier Urbón

13 de abril de 2011

SELLA. A repetir la foto...

Javier Rodríguez "Maciste"

       Esta es una foto que me gustaría repetir.  La hice hace un par de años en Sella. El Peñón del Divino estaba recibiendo los últimos rayos de sol y Ariza y Javi estaban dándole pegues a la vía. Con la cámara compacta  Lumix TZ5 conseguí esta toma y siempre me ha quedado la duda de cómo hubiera quedado si hubiera utilizado una cámara reflex con un  flash fuera de cámara. Tendré que volver para comprobarlo...

7 de abril de 2011

"MI PRIMERA VEZ" EN LA REVISTA ESCALAR

 La revista Escalar lleva unos números publicando relatos de escalada sobre "Mi primera vez", en la que los escaladores cuentan cómo fue aquella vía que les llenó por algún motivo y de la que guardan un recuerdo especial. Como  tenía escrito un relatillo sobre el encadene la vía Lolilla la Bombilla (7b) de Patones pues lo tuve fácil para enviarlo y probar suerte. Y la suerte es que la han publicado en el número 73 de la revista. Gracias a la redacción por elegirla y a Roca por el arnés que dan de premio. Debido a la falta de espacio de la revista el texto publicado está ligeramente recortado. Aquí está el original.

    BREVE HISTORIA DE TREINTA SEGUNDOS

Esta es una historia breve. Tan breve como los treinta segundos en los que se concentran los movimientos que llevan del miedo a la euforia. Treinta segundos y todo acaba o todo empieza de nuevo.

Miguel es un tipo tierno. Sus ojos verdes son dulces. Virginia dice que es como un hobbit de los cuentos de Tolkien salido de la espesura del bosque. Sus rizos enredados y su rostro casi mágico invitan a soñar y a viajar a los cuentos de montañas de cuento en busca de su refugio entre tejos, hayas y bojs. Quizás por ello en la mirada de Miguel existe un halo misterioso que le retrae a sus orígenes y por ello, a veces, deja la mirada perdida sobre el horizonte de las montañas.

Miguel me mira y me transmite el ánimo y la confianza que requiero. Los mosquetones ya están colocados en las chapas plateadas que cuelgan de la pared amarillenta . Esas chapas metálicas, incrustadas en el seno de la roca,  me dan tanta confianza como las manos que sujetan la cuerda, ágiles y rápidas, dispuestas a reaccionar ante mis movimientos sobre la roca.

Los pies de gato los he apretado al máximo. He advertido a los sufridos dedos que, durante el medio minuto que separa el éxito del fracaso, han de prestarme todo el apoyo que necesite, apretándose el índice contra el medio, éste contra el anular y el meñique escondiéndose bajo este último, de tal forma que se compriman y endurezcan para obtener la mayor precisión sobre las minúsculas rebabas de roca sobre las que he de danzar.

La cuerda descansa en el suelo sin haberse repuesto aún del último susto. Hace unos pocos minutos tuvo que emplearse a fondo para detener una imprevista caída al vacío. Las falanges de mis dedos no se arquearon con la fuerza necesaria sobre las dos pequeñas regletas que sustentaban el peso de mi cuerpo, los antebrazos no pudieron impulsarme con suficiente empuje hacia el siguiente agarre en un lanzamiento desesperado y mis ojos, obsesionados con esa presa lejana, desatendieron la colocación precisa de los pies, propiciando que volara unos metros hacia el vacío que se abría bajo mí. La chapa adosada a la pared gruñó enfadada ante el fuerte impacto y el mosquetón apretó los dientes ante la presión que la cuerda ejerció sobre él.

 Ahora, ya en el suelo, he anudado de nuevo la castigada y polvorienta cuerda en el anillo desgastado de mi arnés. Todo está preparado; la cuerda bien colocada a los pies del asegurador, el nudo bien realizado, las suelas de los pies de gato limpias de impurezas, las manos bien empolvadas de magnesio.... Respiro profundamente una vez más y me dispongo a escalar los metros que me separan de la cadena. Una cierta presión se ciñe en mi estómago, presión que desaparece en el instante que una de mis manos agarra con fuerza el primer canto de la vía. Allá voy, hacia arriba, en mi cabeza resuena una cantinela que me dice que esta vez sí, que lo voy a lograr. Flexiono las piernas bajo el desplome a la vez que con un fuerte bloqueo de brazos logro asir una pequeña bóveda con la mano izquierda. Con un movimiento rápido de la mano libre consigo pasar la cuerda por el primer mosquetón mientras las palabras de aliento de Miguel me indican que él está ahí, atento a todos mis movimientos. Oír su voz, aunque ahora no pueda entender lo que me dice, me confirma que el compañero está conmigo, no estoy solo. Una segunda bóveda, de tacto romo y jabonoso, espera la inmediata llegada de las dos manos, que en un fugaz movimiento han cambiado de agarre, chapo con seguridad el mosquetón que me aleja de la cercanía del duro suelo y empolvo nuevamente las manos de magnesio. Me concentro en realizar con precisión el siguiente paso, si falló aquí caeré con toda seguridad. Coloco un pie sobre una minúscula rebaba que me ofrece la posibilidad de equilibrarme y lanzarme hasta la siguiente presa. Llega el aliento de Miguel, respiro con profundidad y me lanzo hacia ella. -¡ la cogí ¡- ahora las tres primeras falanges de los dedos de la mano izquierda reposan sobre un diminuto cuenco romo y resbaladizo buscando no perder la adherencia necesaria para no caer, la mayor parte de mi peso recae sobre este punto. Llega uno de los momentos más críticos de la escalada, he de soltar el agarre de la mano derecha que queda más abajo y pasar la cuerda por el siguiente mosquetón. Todo el peso quedará suspendido de las tres falanges de la mano y de la minúscula rebaba del pie izquierdo. Aprieto la mandíbula, chapo la cuerda y me lanzo hacia la regleta roma desde la que caí en el anterior intento - ¡ también logro agarrarla ¡ - , ya estoy más cerca de conseguirlo, pero los antebrazos empiezan a notar el esfuerzo realizado en el desplome. Ahora reúno la  otra mano en la continuación de la imperceptible regleta y... - ¡dios mío!- ... los dos pies se han salido de sus apoyos y  pendo completamente en el aire de los dedos,  los arqueo con toda la fuerza que me queda, jadeo, me balanceo en el vacío, pero esta vez no me dejo engañar, esta vez mi mirada no se dirige a lo alto, ahora intento concentrarme en los apoyos de  los pies y logro colocar la puntera de uno de ellos en una pequeña fisura horizontal y el otro lo fricciono sobre la placa lisa para equilibrar el cuerpo. Ya estoy quieto, el balanceo ha terminado, pero mis doloridos dedos no aguantarán mucho más en una posición tan forzada, me obligo a respirar profundamente por enésima vez, el jadeo no me deja pensar con claridad,  -¡ahora o nunca!-, reúno la poca fuerza que me queda y realizo un lanzamiento desesperado hacia el buzón que me espera allí a lo lejos, por unos instantes parece que vuelo sobre las minúsculas regletas y...  -¡lo he agarrado!,- mi mano ha entrado limpiamente en el interior de ese enorme agarre, quedo nuevamente con los pies en el aire pero eso ya no me importa. Realizo un último esfuerzo para impulsarme hasta la cadena. Lo he logrado y no puedo evitar dar un grito de alegría, por la cuerda me llega el entusiasmo de Miguel y desde arriba lanzo al aire gruñidos sin sentido que se quedan para siempre junto a los desplomes de Patones.      


4 de abril de 2011

RIGLOS. SERÓN -MILLÁN AL PISÓN ( ENTRANDO POR LA NORMAL DEL PURO)

Escalador en el Fire

        Voy un martes a entrenar al panel y acabo marchándome el miércoles a Riglos. Aquí el que no corre vuela... Manolo Pascual "Pirri" http://pirrimanolo.blogspot.com/ me suelta como si tal cosa "¿No tendrás algún día libre para salir a escalar?" Ya la hemos liado...

Pirri en el primer largo de la Normal al Puro

       El verdadero culpable fue Raúl, que había quedado con Lili para escalar el Espolón Adamelo. Si le pides a un colega una cuerda, en este caso al Pirri, te preguntará que a dónde vas a ir a escalar. Después de decírselo Manolo va y le responde  "joder, cómo me gustaría ir a Riglos" y ya la hemos liado. Luego Manolo busca compañero y así acabamos todos en los mallos.

Pirri en el tercer largo de la Normal al Puro

       Manolo quería hacer la Serón-Millán (300m V/A0) y a mí me pareció bien. No me viene nada mal una vía así, para ir calentando motores con las clásicas, de cara al verano.  Pero hay que matizar, la Serón-Millán es mucha vía para ir desentrenado, así que la opción era hacerla como la hace casi todo el mundo, entrando por la Normal del Puro. Los primeros largos de la Serón-Millán dicen que son expuestos, enrevesados y con poco equipamiento, aunque está restaurada.

Raúl en el tercer largo

       Al final Raúl y Lili decidieron venir con nosotros a la vía, bueno y también 5 guardias civiles de maniobras,  4 navarricos y otros cuantos que renunciaron a la vía, "y eso que era un jueves"... Menos mal que venía Manolo, que nos amenizó la espera...

El que suscribe en uno de los largos más bonitos, ya en la vía original

      Por suerte los guardias se quedaron en el segundo largo haciendo maniobras y pudimos pasar delante. La vía es bonita, bastante asequible, lógica y bien equipada, aunque es necesario llevar un juego de friends, aliens y cordinos para puentes de roca para proteger algún paso aislado. Hay que prestar atención a varios cordinos de 8 o 9mm dejados en puentes de roca, que han sido anudados de forma incorrecta. "Ya le vale al lumbreras que se encargó de   hacer los nudos", ha hecho un pescador simple el ingeniero...

Raúl en los largos superiores, a unos 200m del suelo

      Al final de la vía se encuentra un paso difícil, un 6a en un diedro con un aleje si no se lleva el Camalot del 4 para proteger el paso. Nosotros no llevábamos ni el del 3, así que como somos cobardes y bastante sensatos nos escaqueamos por la variante de salida de la izquierda, que te lleva por una vira a una reunión y de ahí en un largo fácil (un par de parabolts y dos sabinas) a la cima del Pisón

Javi Urbón en el último largo original

        El croquis y reseña de la vía esta aquí http://a0avista.blogspot.com/2010/04/seron-millan-mallo-pison-riglos-resena_26.html